Profesorado de Educación Inicial

Profesorado de Educación Inicial

La Carrera del Profesorado de Formación Docente del Nivel Inicial tiene su fundamento legal en el Art.71 de la Ley Nacional de Educación Nº 26.206 en la que se formula: “La formación docente tiene la finalidad de preparar profesionales capaces de enseñar, generar y transmitir los conocimientos y valores necesarios para la formación integral de las personas, el desarrollo nacional y la construcción de una sociedad más justa. Promoverá la construcción de una identidad docente basada en la autonomía profesional, el vínculo con la cultura y la sociedad contemporánea, el trabajo en equipo, el compromiso con la igualdad y la confianza en las posibilidades de aprendizaje de los/as alumnos/as”.

La Ley de Educación Nacional y la Ley de Educación Provincial, establece que Educación inicial es una unidad pedagógica que abarca la educación de niños de 45 días a 5 años inclusive, en acuerdo con ello, la nueva Ley de Educación Provincial Nº 6.691/10, recientemente sancionada establece que la EDUCACION INICIAL comprende dos ciclos:

Art. 30.- La Educación Inicial constituye una unidad pedagógica universal e inclusiva y comprende a los niños y niñas desde los cuarenta y cinco (45) días hasta los cinco (5) años de edad, conformado por dos ciclos:
a) Maternal: De cuarenta y cinco (45) días a dos (2) años de edad inclusive.
b) Jardín de Infantes: De tres (3) a cinco (5) años de edad, inclusive. El Estado provincial sostiene la obligatoriedad del último año del Jardín de Infantes y asegura y garantiza el acceso a la sala de cuatro (4) años y la universalización de la Educación Inicial

Con el objeto de acompañar y efectivizar los derechos de la primera infancia desde la jurisdicción se trazaron criterios que establecen el rumbo, entre los cuales se mencionan como ejes de la Política Educativa Provincial los siguientes:

  • Inclusión
  • Igualdad,
  • Equidad
  • Calidad

La Inclusión debe ser complementada con la Equidad como condición de posibilidad para ejercer el derecho a la educación de todos. Supone fomentar las relaciones mutuamente alimentadas entre la escuela y la comunidad como espacio micro social, don-de todo acontece, e impactan abiertamente en las políticas sociales; en definitiva, donde la cuestión social y el sentido de la escuela son responsabilidad de todos.

Esta consideración y la visibilización de los estudiantes como sujetos de derecho son premisas desde las cuales se debe formar a los futuros docentes de educación inicial.
Pensar la formación del profesorado en este nivel es poner en valor la importancia de los primeros años de vida vinculados al desarrollo infantil en relación con la salud, la estructura cognitiva, psíquica y social del individuo en relación con el lugar del profesional docente, buscando recuperar el sentido de la formación, como práctica que
contribuya a una sociedad más justa, inclusiva, con equidad y respeto a la diversidad, que amplíe el horizonte cultural. Por ello será necesario preguntarse acerca de los saberes que resultan relevantes para el desarrollo de las competencias y la construcción de herramientas intelectuales necesarias para fortalecer su identidad como profesional y trabajador de la educación en este nivel educativo.
Abordar hoy la formación de docentes implica necesariamente examinar, analizar y reflexionar sobre concepciones de la formación docente para el nivel inicial, en tanto práctica social, cultural e históricamente construida.

La identidad no es algo natural, sino que se construye a través de las representaciones en un proceso en el que intervienen condiciones sociales, las que también son representadas y producidas. Este obstáculo exige replantear la formación docente, para resignificar su inscripción en un Nivel Superior. La formación desde una perspectiva crítica, con y a partir del juego complejo de significados, pretende quebrar la lógica de sentido común y contribuir a la reflexión sobre la necesidad de cambiar los mandatos (representaciones), para procurar una postura autónoma que revalorice la tarea pedagógica y el trabajo en torno al conocimiento.

Es entonces que la formación de los futuros docentes de Educación Inicial debe ayudar a tomar conciencia de la creciente complejidad de la primera infancia junto con los cambios producidos por las transformaciones contemporáneas que plantean verdaderas rupturas y nuevas problemáticas.

Una mirada sobre la primera infancia hoy en nuestro país, requiere conocer y registrar las transformaciones culturales, sociales, económicas y políticas que inciden sobre la experiencia de ser niño en este presente histórico.
Se abren, así, nuevos escenarios para educar a las primeras infancias, lo que requiere de marcos interpretativos, de conocimientos complejos y de una posición de enseñante para educar a niños de 45 días a 5 años. Es, pues, imprescindible formar a un docente como profesional que interviene en una zona multideterminada: cuidando
la salud física y psíquica, inscribiendo en la cultura, potenciando el desarrollo y el aprendizaje. Cabe agregar que no es sólo al niño a quien se dirige la acción, sino también a algún adulto, es decir que hablar de intervenciones en primera infancia es hablar de intervenciones con los adultos que sostienen a ese niño pequeño (familias).

Esta particularidad marca una diferencia con la atención a otras franjas etarias, aún dentro de la infancia. A la Formación Docente para la Educación Inicial le compete promover en los estudiantes el aprendizaje y construcción de la capacidad de responder a las demandas infantiles, para desempeñarse responsablemente frente al cuidado, crianza y enseñanza de los niños pequeños, como así también de facilitar la construcción de saberes necesarios para sostener una actitud reflexiva y responsable como docente del nivel. Es indispensable formar a los docentes para que puedan construir propuestas de intervención adecuadas a las variadas y particulares franjas etarias e infancias que integran la Educación Inicial, respetando los modos en que acceden a la comprensión del mundo y favorecer esa comprensión.

El recorrido de la formación posee, pues, la intencionalidad de otorgar relevancia académica a este nivel educativo, contribuyendo a producir un movimiento que evite tanto la infantilización del campo cuanto su fragmentación.

Es entonces que Nivel Inicial como el “primer nivel” dentro del Sistema Educativo Argentino, con identidad propia y características particulares interpela la necesidad de formación específica para cubrir las prioridades educativas del nivel, resulta significativa la Formación del Docente del Nivel Inicial que apunte a brindar conocimientos y capacidades relevantes acordes a los cambios producidos en el orden
 científico, tecnológico, pedagógico, psicológico, social, etc.
La práctica docente en el primer nivel del Sistema Educativo, al igual que otras prácticas sociales, se define como altamente compleja, dado que se lleva a cabo en “escenarios singulares, bordeados y surcados por el contexto. La multiplicidad de dimensiones que operan en ella y la simultaneidad desde la que éstas se expresan tendrían por efecto que sus resultados sean en gran medida imprevisibles Este planteo implica pensar al docente como un profesional y supone una práctica docente que se consolida y fortalece cuando está apoyada en la reflexión – acción. La práctica educativa supone formar un profesional docente con capacidades contextuales que le permitan ser capaz de analizar la realidad donde le toca actuar, ser crítico y reflexivo de su propia práctica, generar propuestas alternativas ante situaciones cambiantes y complejas y tener solidez en los conocimientos a impartir.

En este contexto, resulta necesario interrogarse acerca de los saberes y capacidades relevantes para la formación profesional del futuro profesor o, acerca de cuáles son los rasgos que debieran caracterizar al docente como “ciudadano de este mundo”:
El Profesorado de Educación Inicial constituye una propuesta que articula el conjunto de saberes necesarios para el desarrollo de las capacidades que definen el ejercicio de la función docente en este nivel, lo que resulta, en la actualidad, un desafío centra en materia de política curricular dado el carácter constitutivamente complejo de la
tarea de enseñanza.